En algunos artículos de mi blog ya te he hablado anteriormente de creencias limitantes que en su momento no me permitían avanzar, como en “Jamás pensé que podría conseguir esto” o “Mi puente no es perfecto”. Gracias a mi trabajo personal sobre mí misma y mi formación como coach sistémica transaccional, he podido ir detectándolas y cambiándolas, consiguiendo así eliminar esos bloqueos que no me permitían avanzar hacia aquello que deseaba… Hoy quiero hablarte de una experiencia que tuve hace años, que podía haberme bloqueado y paralizado, pero que por suerte pude gestionar, puede que te sientas identificad@ en algún punto y te sirva de inspiración.

Como sabes, ya hace muchos años que empecé a conectar de manera consciente y a trabajar con mi cuerpo, y eso me permitió hacer un salto cualitativo con mi voz. Después de adentrarme en el mundo de la danza del vientre y el pilates, empecé a tener la inquietud de buscar alguna disciplina que me permitiera, además, conectar conmigo misma de una forma más emocional y que me sirviera como una herramienta de autoconocimiento. Como todo el mundo, conocía el yoga aunque nunca lo había practicado ni sabía exactamente en qué consistía, pero algo me decía que podía ser lo que estaba buscando.

Con toda mi ilusión fui a un centro de yoga de una población cercana a la mía y le comenté a la instructora que estaba interesada en empezar a practicarlo. Cuál no fue mi sorpresa y mi decepción cuando esta mujer me contestó “que yo no era una persona adecuada para practicar yoga”. Sus argumentos eran que soy demasiado activa y auto-exigente, y que no comprendía que hiciera cosas como impartir clases de voz, cantar en conciertos, practicar la danza del vientre y asistir a sesiones de pilates al mismo tiempo. Que para hacer yoga debía ser una persona más calmada, que hiciera menos cosas… Y a partir de ahí hizo otras apreciaciones sobre mi personalidad (sin conocerme realmente) basadas en sus propias creencias y juicios. Esta experiencia, aunque parezca poco importante, fue bastante dura para mí. Esta persona hizo que me sintiera “no suficientemente buena” , ya no solamente para practicar yoga, sino que llegó a hacer que dudara de mí misma también en otros aspectos. 

¿Te resuena en algo? ¿Alguna vez te han prejuzgado sin conocerte y te han dicho que tú no puedes o no eres adecuad@ para hacer alguna cosa? Por desgracia es algo que sucede demasiado a menudo.

Después de esa experiencia me olvidé del yoga durante unos años… pero el gusanillo de querer probarlo seguía vivo en mí, algo me decía que, a pesar de lo que me dijo esa persona, el yoga podría serme útil como trabajo corporal y herramienta de autoconocimiento. Así que varios años después decidí volver a buscar un centro de yoga (obviamente uno diferente) para informarme y poder probarlo. ¡Qué diferente fue esa segunda experiencia! La instructora del nuevo centro, una mujer práctica, con los pies en la tierra, alegre y abierta, me dijo que el yoga es para cualquier persona y me invitó a probar una clase. Y desde aquel día ya no he querido dejarlo.

En uno de mis artículos anteriores (Mi puente no es perfecto), comentaba que nunca seré una yoguini de esas que hacen posturas imposibles por mis circunstancias corporales…. Pero el yoga me ha enseñado que si practicas con regularidad sin expectativas, sólo con la intención de obtener el beneficio de la práctica en sí, desarrollando tu consciencia corporal y autoconocimiento, puedes llegar mucho más lejos de lo que podías imaginar.

Y lo mismo sucede exactamente con la voz. En mi larga experiencia como vocal coach he podido constatar como alumn@s que venían incapaces de afinar una sola nota y que estaban convencidos de que “nunca podrían cantar bien”, han llegado a afinar correctamente y ser capaces de cantar canciones enteras entonando correctamente. Otros que pensaban que no podrían llegar nunca a ciertas notas agudas (o graves) lo han conseguido, y ahora pueden cantar canciones que antes les parecían inalcanzables. Y otros que sentían siempre molestia al cantar y que forzaban la voz, ahora pueden cantar libremente con voces potentes y “abiertas”.

Nuestro cuerpo y nuestra voz son mucho más “agradecidos” de lo que parece y cuando sabemos qué instrucciones debemos darles nos llevan a lugares muy placenteros que antes nos parecían inalcanzables (como conseguir hacer una postura de yoga o cantar una determinada canción sin forzar la voz). Pero para conseguir esto nuestra mente tiene un papel primordial: debemos detectar cuales son esas creencias limitantes que no nos permiten avanzar.Esos pensamientos tipo “yo no sirvo”, “Uf, yo desafino”, “cuando yo canto llueve”, “mi voz es fea”, etc, son los que nos bloquean y no permiten que nuestra voz fluya libremente.

¿De dónde vienen estos pensamientos? ¿Cómo cambiarlos? ¿Cómo conseguir que nuestra voz fluya libremente? En el taller Cantar para ser Feliz del próximo 6 de mayo aprenderemos estrategias para deshacer esos bloqueos emocionales que no te permiten avanzar. Utilizando herramientas de coaching emocional, técnica vocal y trabajo corporal, conseguirás liberar tu voz y a su vez aumentar tu autoestima.

INFÓRMATE SOBRE EL TALLER